miércoles, 24 de abril de 2013

Un bar de manos


Iban llegando los vientos del cálido Sáhara. Ventolera del este que nos recuerda dónde están estas pérfidas islas. Vientos que llenan de arena el jardín que el bien hallado invierno se encargó de regar, sembrando de bella vida verde toda nuestra tierra

-Adentró se está más fresquito. ¿Café? No hombre no, con estos calores, café no me pongas, Pepe. Echa pá acá una cervecita, de las del fondo y de paso tráeme la prensa. Sí. hombre sí. Ahí fuera no hay cristiano que pare. No, no, yo ahora no juego, espera que me beba esto y eche un vistazo a la quiniela y a las esquelas, que me parece que murió fulanito el de Taganana. Sí, sí el de los Menganitos. Pues no, a mi me parecer no era tan mayor, pero ya ves, nunca se sabe. Por lo visto murió durmiendo en la cama. Sí, hombre sí, que el señor se apiade y nos lleve dormidos. Dígalo usted, y jartos también.

Empezó Artiles, el periódico por atrás, como es menester que se lea el diario en los bares. Contraportada de bella muchacha. Primero la quiniela. Otra semana pobre, luego las esquelas, otra semana vivo y sí allí estaba, Fulanito el de Taganana. Más allá los sucesos, un coche enriscado en la Orotava. Después los deportes, el Guijuelo empataba contra el Borussia de Coruxo, oportunidad para ponernos en cabeza. Seguía por economía, sáltate eso y no te deprimas. Y terminando, la “mamansa” o política.

-Pero mira Pepe. Chiquita maná de payasos. Y estos dos ahora, que no se dan la mano. ¡Coño si ahí más allá juntos gobernaron. Pero, pero. No, si va a resultar que el muchacho este, solo da la mano, para después echársela el bolsillo. Si es que....

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