jueves, 19 de mayo de 2011

Es indignante

Manifestación en LPGC el pasado 15 de Mayo
Un tsunami de indignación está poniendo patas arriba todo el Estado español. Una marea de preocupación, de paro, de precariedad y de miseria, se está volviendo contra todo el entramado político-económico español.

La gran marea también ha llegado a Canarias y la indignación en nuestro país tiene todas las potencialidades para ser mucho más fuerte que en el resto de Estado.

Y es que es indignante que tengamos una tasa de paro del 28,50%, un paro especialmente cebado con los más jóvenes, en donde dicha tasa se sitúa en el 50%. La mitad de los jóvenes canarios considerados población activa, no tiene empleo. Desolador. Mientras tanto vemos como rozamos datos históricos de llegada de turistas a nuestras playas. Mientras nuestro principal motor económico hace ganar cantidades ingentes de dinero a las élites canarias y europeas, nuestro pueblo agoniza parado.

Es indignante que los grandes empresas que operan en Canarias tengan el infame privilegio de, a través de la RIC, ahorrar hasta el 90% del impuesto de sociedades. Mientras tanto, nuestra sanidad y nuestra educación sufren recortes presupuestarios brutales un año sí y otro también, con la manida excusa de contener el gasto público. Y es que la RIC, en el período que va de 1994 a 2006, ha supuesto una evasión de impuestos de 20.000 millones de euros. Imaginen por un momento lo que para la sanidad y la educación canaria hubiera supuesto dicha cantidad que atendiendo al justo concepto de redistribución de la riqueza nos pertenece a todo y cada uno de los canarios. Pero no, aquí se recorta en sanidad y educación y se deja no pagar impuestos a los que más generan. Bienvenidos al paraíso neoliberal.


Y es que es indignante la inaplicación de la Ley de Dependencia en Canarias. Como siempre, nuestro país ocupa el último lugar del Estado en cuanto a la aplicación de la mencionada ley se refiere. En donde las trabas burocráticas de nuestro gobierno autonómico han supuesto que entorno a 20.000 dependientes se encuentren a la espera de recibir las prestaciones que se le han reconocido. En Canarias no te incapacites o envejezcas sino quieres que tu gobierno acentúe la patada.

(Z)oria entrando al TSJC
Más indignante aún es la corrupción generalizada que sufre Canarias, producto no solo de la burbuja inmobiliaria sino también de un sistema colonial y caciquil que hace, en la práctica, que los que hoy mandan en Canarias sean los mismos que han mandado los últimos 600 años de nuestra historia. Indignante son los innumerables casos de corrupción, desde “Unión”, “Faycan”, “Eolo”, “Góndola”, “Salmón” hasta la “Favorita”. Casos donde los nombres de las mismas familias se repiten. Desde los Soria en Gran Canaria a los Martín en Lanzarote. Indignante es contemplar como la mujer de todo un presidente de Canarias se encuentra imputada por fraccionar facturas para beneficiar a una misma empresa, teniendo el aviso del interventor municipal de que el procedimiento era ilegal a todas luces. Indignante son las llamadas de empresarios como Santana Cazorla al innombrable Berriel para “aflojar tornillos” y darle velocidad a uno de sus proyectos. Indignante es la llamada de Paulino Rivero al alcalde de Arona, para enchufar a su sobrina en la policía municipal de dicha localidad. El presidente de Canarias llamando para mangonear oposiciones públicas. Es indignante que no haya tenido que responder ante ningún tribunal por el flagrante delito cometido. En Canarias la corrupción siempre queda en nada.

Estas son solo unas de las pocas razones para indignarse en Canarias. El resto las puede poner tú mismo. De nosotros depende, indignarnos y actuar.  

jueves, 5 de mayo de 2011

Trabajar en Canarias, una peligrosa quimera.


Ayer murió otra persona trabajando en Canarias. Ya son 6 los trabajadores perecidos en “accidentes de trabajo” en lo que va de año en nuestro país. Y si 6 son los trabajadores muertos en su trabajo hasta este mes de Mayo de 2011, 17 fueron los que fallecieron durante el transcurso del pasado año. En la senda estamos de repetir, sino de mejorar imperceptiblemente dicha cantidad. Con todo ello, no solo podemos fijar nuestro objetivo en los 17 trabajadores muertos del año 2010, también debemos resaltar que durante el mencionado año de los más de 25.000 accidentes de trabajo de los que se tienen constancia, 178 lo fueron de extrema gravedad, lo que unido a los ya referidos fallecidos, nos permite sentenciar, sin conjetura alguna, que trabajar en Canarias es un peligro.

Y no solo trabajar en nuestro país es peligroso, también podemos afirmar que trabajar en Canarias es una quimera. Según los datos de la última encuesta de población activa (EPA) en nuestro país tenemos unos 312.000 parados, lo que supone el 28,5% de la población activa de Canarias, siendo especialmente alarmante la situación de la provincia de Las Palmas, donde el 31% de los trabajadores se encuentra en paro. Y si dramáticas son las cifras del paro en Canarias, escalofriantes son esas mismas cifras si las enfocamos en el masacrado desempleo juvenil, y es que la tasa de paro de los jóvenes canarios considerados como población activa es del 50%, toda una losa sobre una generación entera que cada vez con más ahínco mira la maleta no como una experiencia de vida, sino como una cuestión de supervivencia.

Mientras todo ello ocurre, por el lado de la siniestralidad laboral, vemos como las estimaciones más benignas estiman en un 8% del PIB canario lo movido por la llamada economía sumergida. Economía sumergida donde la precariedad de los sistemas de prevención de riesgos laborales son acuciantes, en donde la falta de estos nunca podrá ser denunciada por los trabajadores. Economía sumergida sustentada en 3 patas; en la hostelería, el comercio (actividades sin demasiado riesgo) y la construcción, uno de los principales focos de siniestralidad laboral. Economía sumergida contra la que ningún gobierno del tripartito canario realizará ningún plan efectivo para sacar a la luz ya que en el mismo adn del sistema, del neoliberalismo que impregna a nuestro querido tripartito,  para ellos, la reducción de los costes laborales, sea cual sea el modo en el que se realice dicha reducción es la panacea para todos los problemas de la economía canaria.

Mientras tanto las dramáticas cifras de desempleo que azotan nuestra tierra son contrarrestadas por nuestro gobierno y por los mass media canarios por los excelentes datos turísticos. Y es que la recuperación turística de Canarias llegó para quedarse. Una recuperación que servirá para cuadrar las supuestas perdidas de los últimos años de las grandes multinacionales del ocio y del turismo que llevan las riendas de nuestro principal sector económico. Histórica está siendo la llegada de turistas a nuestras playas, mientras que paradójicos están siendo los datos del empleo en Canarias. Cómo es posible que ante la pregonada recuperación turística, Canarias siga liderando la tasa de desempleo en España, con un paro en crecimiento plano y que dicha recuperación no haya servido para mejorar la situación de los trabajadores canarios. Posible es, y la cartera de unos cuantos de fuera y de aquí conocen la respuesta. Mientras tanto, Canarias agoniza, y lo hace parada.