jueves, 5 de mayo de 2011

Trabajar en Canarias, una peligrosa quimera.


Ayer murió otra persona trabajando en Canarias. Ya son 6 los trabajadores perecidos en “accidentes de trabajo” en lo que va de año en nuestro país. Y si 6 son los trabajadores muertos en su trabajo hasta este mes de Mayo de 2011, 17 fueron los que fallecieron durante el transcurso del pasado año. En la senda estamos de repetir, sino de mejorar imperceptiblemente dicha cantidad. Con todo ello, no solo podemos fijar nuestro objetivo en los 17 trabajadores muertos del año 2010, también debemos resaltar que durante el mencionado año de los más de 25.000 accidentes de trabajo de los que se tienen constancia, 178 lo fueron de extrema gravedad, lo que unido a los ya referidos fallecidos, nos permite sentenciar, sin conjetura alguna, que trabajar en Canarias es un peligro.

Y no solo trabajar en nuestro país es peligroso, también podemos afirmar que trabajar en Canarias es una quimera. Según los datos de la última encuesta de población activa (EPA) en nuestro país tenemos unos 312.000 parados, lo que supone el 28,5% de la población activa de Canarias, siendo especialmente alarmante la situación de la provincia de Las Palmas, donde el 31% de los trabajadores se encuentra en paro. Y si dramáticas son las cifras del paro en Canarias, escalofriantes son esas mismas cifras si las enfocamos en el masacrado desempleo juvenil, y es que la tasa de paro de los jóvenes canarios considerados como población activa es del 50%, toda una losa sobre una generación entera que cada vez con más ahínco mira la maleta no como una experiencia de vida, sino como una cuestión de supervivencia.

Mientras todo ello ocurre, por el lado de la siniestralidad laboral, vemos como las estimaciones más benignas estiman en un 8% del PIB canario lo movido por la llamada economía sumergida. Economía sumergida donde la precariedad de los sistemas de prevención de riesgos laborales son acuciantes, en donde la falta de estos nunca podrá ser denunciada por los trabajadores. Economía sumergida sustentada en 3 patas; en la hostelería, el comercio (actividades sin demasiado riesgo) y la construcción, uno de los principales focos de siniestralidad laboral. Economía sumergida contra la que ningún gobierno del tripartito canario realizará ningún plan efectivo para sacar a la luz ya que en el mismo adn del sistema, del neoliberalismo que impregna a nuestro querido tripartito,  para ellos, la reducción de los costes laborales, sea cual sea el modo en el que se realice dicha reducción es la panacea para todos los problemas de la economía canaria.

Mientras tanto las dramáticas cifras de desempleo que azotan nuestra tierra son contrarrestadas por nuestro gobierno y por los mass media canarios por los excelentes datos turísticos. Y es que la recuperación turística de Canarias llegó para quedarse. Una recuperación que servirá para cuadrar las supuestas perdidas de los últimos años de las grandes multinacionales del ocio y del turismo que llevan las riendas de nuestro principal sector económico. Histórica está siendo la llegada de turistas a nuestras playas, mientras que paradójicos están siendo los datos del empleo en Canarias. Cómo es posible que ante la pregonada recuperación turística, Canarias siga liderando la tasa de desempleo en España, con un paro en crecimiento plano y que dicha recuperación no haya servido para mejorar la situación de los trabajadores canarios. Posible es, y la cartera de unos cuantos de fuera y de aquí conocen la respuesta. Mientras tanto, Canarias agoniza, y lo hace parada.

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