Manifestación en LPGC el pasado 15 de Mayo |
Un tsunami de indignación está poniendo patas arriba todo el Estado español. Una marea de preocupación, de paro, de precariedad y de miseria, se está volviendo contra todo el entramado político-económico español.
La gran marea también ha llegado a Canarias y la indignación en nuestro país tiene todas las potencialidades para ser mucho más fuerte que en el resto de Estado.
Y es que es indignante que tengamos una tasa de paro del 28,50%, un paro especialmente cebado con los más jóvenes, en donde dicha tasa se sitúa en el 50%. La mitad de los jóvenes canarios considerados población activa, no tiene empleo. Desolador. Mientras tanto vemos como rozamos datos históricos de llegada de turistas a nuestras playas. Mientras nuestro principal motor económico hace ganar cantidades ingentes de dinero a las élites canarias y europeas, nuestro pueblo agoniza parado.
Es indignante que los grandes empresas que operan en Canarias tengan el infame privilegio de, a través de la RIC, ahorrar hasta el 90% del impuesto de sociedades. Mientras tanto, nuestra sanidad y nuestra educación sufren recortes presupuestarios brutales un año sí y otro también, con la manida excusa de contener el gasto público. Y es que la RIC, en el período que va de 1994 a 2006, ha supuesto una evasión de impuestos de 20.000 millones de euros. Imaginen por un momento lo que para la sanidad y la educación canaria hubiera supuesto dicha cantidad que atendiendo al justo concepto de redistribución de la riqueza nos pertenece a todo y cada uno de los canarios. Pero no, aquí se recorta en sanidad y educación y se deja no pagar impuestos a los que más generan. Bienvenidos al paraíso neoliberal.
Y es que es indignante la inaplicación de la Ley de Dependencia en Canarias. Como siempre, nuestro país ocupa el último lugar del Estado en cuanto a la aplicación de la mencionada ley se refiere. En donde las trabas burocráticas de nuestro gobierno autonómico han supuesto que entorno a 20.000 dependientes se encuentren a la espera de recibir las prestaciones que se le han reconocido. En Canarias no te incapacites o envejezcas sino quieres que tu gobierno acentúe la patada.
(Z)oria entrando al TSJC |
Estas son solo unas de las pocas razones para indignarse en Canarias. El resto las puede poner tú mismo. De nosotros depende, indignarnos y actuar.